sábado, 10 de noviembre de 2007

D.-¿Qué no fue la Estrella de Navidad?

D.-¿Qué no fue la Estrella de Navidad?
Una vez tenemos fijada la fecha, primavera del año 5 a.C., hemos de buscar los fenómenos astronómicos que pudieran llamar la atención de los Magos de Oriente. El primer paso en este tipo de búsquedas es eliminar las posibilidades que, pese a haber sido contempladas en algunas ocasiones, no son posibles en realidad:


Venus: Es el planeta más espectacular y a la vez sorprendente, ya que debido a su órbita de planeta inferior a la Tierra, es observable en unas épocas antes de la salida del Sol y en otras inmediatamente después de la puesta (y durante la misma dada su gran luminosidad). En cualquier caso, se trata de un objeto muy conocido por las civilizaciones antiguas y no podía sorprender a conocedores del cielo de aquellos tiempos.


Una supernova: Por sus características - es un objeto que aparece de manera súbita y de gran brillo - tenía a priori muchos números de ser considerada una buena hipótesis. De hecho, algunos astrónomos chinos detectaron un objeto de estas características hacia el año 4/5 a.C. que podría ser compatible con la fecha. No obstante, siempre queda algún remanente en la región donde se ha producido la explosión de una supernova, y todas las búsquedas en este sentido han fallado. Por lo tanto, es una hipótesis descartada.


El cometa Halley: Es una de las hipótesis que más a menudo se ha dado por buena, ya que cálculos realizados en el siglo XVIII de la órbita de este cometa periódico - aparece cada 76.5 años - daban que debía haber pasado hacia el año 1 a.C. y, por tanto, tendría alguna posibilidad de ser la Estrella de Navidad, siempre y cuando Dionisio no se hubiera equivocado. Los cálculos recientes indican que el Halley pasó hacia el año 12 a.C., cosa que es completamente compatible con la observación de un cometa hecha por astrónomos chinos, así que no puede ser la anhelada Estrella de Navidad.


El cometa Hale-Boop: La aparición de este astro durante la Navidad 1996-97 abrió las puertas a las especulaciones, ya que los cálculos decían que este cometa inició su periplo por el Sistema Solar hacia la fecha que nos interesa. Sin embargro, la luminosidad que tendría en ese momento lo haría inobservable incluso para los mejores telescopios actuales.


Un meteoro: Se ha pensado en la hipótesis de una lluvia de estrellas y que un bólido marcara la dirección, pero estos acontecimientos duran unos pocos segundos y son por tanto incompatibles con la Estrella. Una posibilidad alternativa son las llamadas Cirílidas, lluvias de estrellas peculiares a lo largo de la cuales los meteoros se suceden marcando una dirección concreta. Esto se produjo a principios del siglo XX y un fenómeno parecido podría haber tenido lugar en cualquier otra fecha. Ahora bien, los pocos segundos de duración de estos bólidos no serían compatibles con el tiempo de viaje de los Magos de Oriente. El problema de esta hipótesis va relacionado, entonces, con la duración del acontecimiento.


Una conjunción de Venus y Júpiter: Según parece, hubo un acontecimiento de este tipo muy espectacular en Babilonia - de donde parece ser que procedían los Magos. El fenómeno consistía en que la conjunción era tan cercana que Venus eclipsaba parcialmente a Júpiter. Pero se ha podido calcular que este fenómeno sucedió el año 2 a.C. y no es compatible con las fechas para el nacimiento de Jesús calculadas.


Una ocultación por la Luna: Este fenómeno es altamente común - este año 2004 ha sucedido con Júpiter y se observó fácilmente desde los Estados Unidos de América - y por tanto es improbable que despertara una curiosidad tan grande en los Magos de Oriente como para emprender un viaje. El astrónomo americano Michael Molnar ha defendido la teoría de una ocultación de este tipo en la constelación de Aries (el cordero), muy relevante para los judíos, como la Estrella de Navidad si consideramos que el año fue el 6 a.C. en lugar del más plausible 5 a.C.

E.-¿Qué podía ser?
Conclusiones:

Los dos fenómenos que explican con garantías el acontecimiento son: una triple conjunción de Marte, Júpiter y Saturno, o bien un cometa o una nova observados por los chinos el año 5 a.C. Una tercera opción es la propuesta realizada por Michael Molnar que hemos comentado anteriormente.

La conjunción de Saturno y Júpiter se suele producir cada 20 años y se tiene conocimiento de que tuvo lugar hacia el año 7 a.C. en Babilonia. Lo más destacable es que se produjo sobre la constelación de Piscis, también de gran importancia para el pueblo judío. Para los babilonios, Júpiter era el planeta bueno y Saturno el malo, por tanto es muy probable que a las mentes confusas de la época les produjera cierto temor que "decidieran" encontrarse el bien y el mal en una zona del cielo tan emblemática.

Otro punto a favor de la relevancia del hecho es que, unos meses más tarde, hacia febrero del año 6 a.C., hubo un nuevo fenómeno de encuentro planetario entre Marte, Júpiter y Saturno en la constelación de Piscis. Si tenemos en cuenta que Marte era la representación del dios de la guerra y que el fenómeno era observable a la puesta del Sol, implica que tuvo que llamar la atención de los observadores de la época.

Este suceso es también muy común, pero lo que no es tan común y lo que hace pensar al investigador Mark Kidger que ésta es la buena dirección, es que tuvieran lugar los dos fenómenos mencionados en tan poco lapso de tiempo y que, acto seguido, sucediera lo siguiente:

Los astrónomos chinos detectan una aparición de un po-hsing, que es un cometa sin cola o una estrella que aumenta de brillo de manera súbita, lo que llamamos una nova. Este objeto, que en caso de ser un cometa seguro que no era ni el Halley ni el Hale-Boop, también se menciona en las crónicas coreanas, que nos dicen que fue visible durante 70 días como mínimo.

Tenemos, pues, una nova brillante que aparece en el cielo, según los cálculos de los historiadores a partir de datos de astrónomos chinos y coreanos, hacia marzo del año 5 a.C. Pues, ¡ya lo tenemos! La fecha que estimábamos más correcta para el nacimiento de Jesús era abril de 5 a.C., así que, queridos amigos, ¡ya hemos encontrado la Estrella de Navidad!

Como alternativa a la nova o al cometa chino, algunos investigadores encabezador por Constantino Sigismondi , han planteado la posibilidad de que estas conjunciones coincidieran con uno de los máximos de luminosidad, muy espectaculares, de la estrella variable Mira Ceti

En conclusión, es muy probable que los Magos estuvieran especialmente pendientes del cielo después de los dos sucesos acontecidos en Piscis analizados con detalle por Mark Kidger, y de la ocultación en Aries propuesta por Michael Molnar. Por tanto, la aparición de una nova (o el caso Mira descrito por Sigismondi) los pudo hacer pensar que el Mesías del pueblo judío había llegado, encaminándolos hacia dondes las Escrituras decían que se produciría su nacimiento, en Bet Léhem.




Salvador J. Ribas

Serviastro.Departamento Astronomía y Meteorología de la Universidad de Barcelona

serviastro[arroba]am.ub.es
Basado principalmente en los estudios realizados por Mark Kidger (IAC)

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